miércoles, 12 de septiembre de 2012

Bárbara Blomberg, la ultima amante de Carlos V.

Bárbara Blomberg nace en 1527 en la ciudad bávara de Regensburg ( Ratisbona).

 
Regensburg es la gran ciudad imperial y episcopal. Maximiliano I la había definido en 1519 como la más rica y floreciente de las ciudades alemanas. Conocida como la ciudad de las cien torres. Si la visitamos, nos encontramos con una ciudad atravesada por dos ríos, el Regen (que da nombre a la ciudad) y el Danubio, nos encontramos con una ciudad esplendida de callejas y placitas con magníficos edificios románicos, góticos y renacentistas. Es una ciudad que rezuma nostalgia de su gran pasado imperial. No podemos olvidar que Regensburg fue sede pertanente de la Dieta imperial desde 1663, es decir centro vital del Imperio, y eso se nota.

 
Bárbara nace en el seno de una familia burguesa de comerciantes. Su futuro, como el de todas las jóvenes de su clase, era hacer un buen casamiento con un comerciante o mercader que ayudaría en los negocios de su padre, y para ello se preparaba. Hasta ese momento su vida transcurre de forma apacible, asiste a clases de canto y se cultivaba en distintas artes.
 
Pero la visita de Carlos V a Ratisbona para celebrar la Dieta con los príncipes alemanes cambiaría radicalmente su destino.

 
 
En 1546 conoce al emperador Carlos V, ella tienen 18 años, y el emperador 46, lleva viudo siete años. La pérdida de su amada esposa, la Emperatriz Isabel de Portugal, le había sumido en una profunda tristeza a lo que se sumaba la difícil situación del Imperio donde la Reforma Protestante se estaba haciendo fuerte, y la Liga de Smalkalden amenazaba con hacerse con el poder.
 
El conocer a Bárbara supuso un soplo de aire fresco para el viejo y enfermo emperador, que como dicen las crónicas volvió a reír, beber, y amar.

El emperador se prenda de la joven Bárbara y surge un romance entre ambos, y al año de su primer encuentro, Bárbara daba a luz a un hijo bastardo, no era el primero bastardo que tenía el emperador. El niño, al que se la da el nombre de Juan, a los pocos meses fue arrebatado de los brazos su madres, para ser educado en España. Este niño será el gran héroe de la batalla de Lepanto, Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II.

Tres años más tarde, sola y alejada de su hijo, Bárbara contrae matrimonio con Jerónimo Píramo Kegel, hombre de corte, a quien Carlos V había nombrado tutor del pequeño bastardo, conocido entonces como Jeromín. Según " los rumores palaciegos" Carlos V le devolvió a Jerónimo Píramo el favor de encubrir sus amoríos con Bárbara nombrándolo comisario de la corte de María de Hungría en Bruselas, donde la pareja fija su residencia.

En 1550 Carlos V reconoce , a Jeromín como hijo, poniéndolo bajo tutela de gente de su confianza, primero de Ana de Medina y posteriormente de Magdalena de Ulloa y su marido Luís Quijada , el hombre más fiel que jamás tuvo.

Carlos V se separa así de su última amante y se prepara para el fin de su reinado. En 1555 anunciaba su abdicación y emprende su último viaje hacia España donde esperaría la muerte entre los muros del Monasterio de Yuste, tres años después.

Jerónimo muere en 1569 y Bárbara, viuda , joven,  y alegre se niega a aceptar la costumbre española de la época, que recluye en conventos a las ex-amanten , y si son viuda, pues por partida doble.

Bárbara se ve como una viuda todavía apetitosa y con ganas de hacer su vida, pero cuenta con pocos recursos, por lo que solicita de Felipe II una pensión, pensión que le fue concedida como madre de don Juan. El rey le concede la pensión anual de 2.500 ducados que le permitirá mantener una casa de dieciséis criados.
 
Bárbara dejara discurrir su vida entre fugaces y abundantemente amores regados con vino y cerveza.

Vigilada de cerca por el Duque de Alba, éste aconseja a su hijo, entonces gobernador de los Países Bajos, la necesidad de alejar a su madre de Bruselas, por no ser beneficioso para su reputación la presencia de su madre en la ciudad.

 


A Don Juan no le tembló el pulso para embarcarla con toda suerte de engaños en dirección a España, donde sería conocida con el apelativo de “Madama”.
 
El 3 de mayo de 1577 desembarca en Laredo. Pero su destino, no era otro que el fijado por la tradición, la clausura en el convento. Ingresando en el convento castellano de Santa María la Real, cerca de Valladolid. Bárbara tuvo que soportar la clausura hasta  la muerte de su propio hijo un año después, lo que significó su liberación.

Acompañada de su segundo hijo Conrado, de su nuera y sus cuatro nietos, se instala en casa de Juan de Escobedo, quien fuera secretario personal de su Juan de Austria. Pero sus últimos años los pasó en Ambrosero, donde descansa de una vida a la cual seguramente no estaba destinada.

Muere en 1598, el mismo año en que moría Felipe II, era una mujer de setenta años, edad poco habitual para la época.
Dejaba en su testamento el deseo y voluntad de ser en terrada en la Iglesia de San Sebastián Mártir del Monasterio de Montehano, “ hasta que la voluntad del rey nuestro señor sea servido de trasladarlo a otra parte ”.
 
De camino hacia la sepultura, el féretro atravesó las poblaciones de Gama y Escalante, donde los vecinos, humildes ganaderos, presentaron sus respetos a la ilustre señora.

 
 
El sepulcro de la última amante del emperador puede ser  visitado en su original emplazamiento, quedando su nombre vinculado para siempre a la región cántabra.

 
Recordando a grandes mujeres no podemos olvidarnos de otra mujer de Baviera que muere, en 1435, por amor, Agnes Bernauer. Su historia , de la que algún día colgare algunas notas, ha servido como inspiración a poetas y dramaturgos, como por ejemplo la trajedia escrita en 1815 por Friedrich Hebbel.
 
Su monumento funerario, encargado por su suegro el duque Ernesto, su propio verdugo, se puede visitar en el cementerio de Sankt Peter , a las afueras de Straubing, ciudad cercana a Regensburg .

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