Observemos su retrato
¿Qué podemos destacar del retrato?
El pintor ha elegido el formato de perfil, característico de los retratos italianos hasta mediados del XV, pero en la época en que lo pinta Domenico Ghirlandaio, este tipo de retratos no estaba de moda, ¿por qué entonces?
A Giovanna la representa en un espacio cerrado, sobre un fondo sobrio, también arcaizante, la moda se decantaba en estas fechas por retratos con paisaje de fondo, ¿por qué entonces?
Quizás se quería evocar un tiempo pasado, y el formato de perfil le da, además, cierta lejanía a la retratada. Lo que no es inadecuado para un retrato póstumo No se retrata a una persona viva, sino que es el retrato de un ideal estético, moral y espiritual.
Esto lo podemos afirmar si tenemos encuentra la inscripción del cartelillo pintado en la tabla. Es un retrato póstumo, encargado por su suegro a Domenico Ghirlandaio, que ya la había pintado en uno de los frescos del conjunto de la capilla mayor de Santa María Novella. En estos frescos Giovanna ocupa un lugar relevante dentro de la escena en la que se representa la “Visitación”; colocada a la derecha de la composición, encabeza un cortejo con dos figuras más, y aunque de cuerpo entero, repite la postura, el traje y los adornos que muestra en el retrato.
Si continuamos observando la tabla, vemos que el pintor se recrea en los detalles que acompañan a la figura de Giovanna eje de una composición muy geométrica donde el cuerpo forma ángulo recto con los brazos.
Me asombra la minuciosidad con que pinta el colgante que luce al cuello, o el broche que aparece sobre la hornacina, quizás se deba a gusto que tiene Ghirlandaio por los trabajos de orfebrería; él se inicia en el taller de orfebrería de su padre.
Sorprende la simbología que acompaña al retrato:
El pequeño libro, “libro de oras” que regalaban los padres a las hijas al casarse y que simboliza la piedad y pureza de la joven.
El cordón de cuentas de coral que aparece al fondo, no se trata un rosario, sino de un collar para proteger a los recién nacidos del mal de ojo. En muchos de los cuadros de Piero della Francesca lo encontramos colgados del cuello de los niños que acompañan a sus madomnas.
El pañuelo entre las manos, signo de distinción social en la Florencia de la época
El peinado, donde se mezcla erotismo y pudor; suelto y rizado el las sienes, como seria el peinado de Venus diosa de la belleza y del amor, y recogiendo el resto en la nuca, dándole un carácter de pudor
En definitiva es un retrato elegante, lleno de delicadeza y belleza, un bonito retrato que suelo disfrutar cada vez que acudo al Museo Thyssen Bornemisza
Retrato que no deja indiferente y que también podemos ver interpretado por el pintor argentino
Martín La Spina
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